Historia Simple.
Me tocó ir a una escuela y liceo donde el fanatismo religioso era la norma. Asistir a ese instituto fue aspiración y mandato de mi familia, que adhería a ese fundamentalismo. Lo beneficioso de ese destino fue conocer treinta hermanos. Tuve profesores malos y excelentes; los directores y administrativos promovían el fútbol, igual que el resto de la sociedad uruguaya.